Trascendiendo la dualidad
- Daniel Lucio

- 30 jul
- 3 Min. de lectura
Este concepto me parecía de alguna manera muy lejano de entender. Lo asociaba con el bien y con el mal. Con dos cosas que pelean entre sí. Los Yoguis tienen como objetivo trascender la dualidad para experimentar un estado de completa dicha. Los budistas llaman Satori a ese estado instantáneo de despertar en el que te sientes “conectado”, lleno de dicha. En sí, varias culturas tienen este concepto instaurado en sus enseñanzas más profundas.
Pero que es trascender la dualidad? Para mí, significa sobrepasar la idea de que hay dos fuerzas, de que existen dos lados, de que hay bien y mal, de que es lo uno o lo otro. En lugar de esto, comprender la unidad que envuelve esta dualidad. Es ir más allá, de estos conceptos separados y comprender que en realidad están envueltos por una “unidad”.
Me gusta mucho la filosofía, pero la práctica. La que trae resultados. Podría llamarla, filosofía científica. Considero que estas dos ciencias, deben fusionarse ya que “son dos cosas que pertenecen a una misma unidad”.
En estas filosofías, me ha intrigado mucho las enseñanzas de Cristo, quien se dice que se ganó el título, después de pasar por muchas pruebas. Algo a sí como un phd en pruebas de la vida. En una de sus peticiones a su Dios, a quien llamaba padre, le dice: Padre pido por ellos para que sean “uno” como tú y yo somos “uno”.
Otra vez aparece este concepto. Es interesante como algunos grupos los judíos que no creen en Jesús, en sus enseñanzas, hablan de que solo existe una fuerza que gobierna todo. Hablan de alegrarse ante los sufrimientos, ya que todos provienen de Él.
Santiago, uno de los libros de la Biblia dice: Alégrense en las diversas pruebas, ya que esto produce pa-ciencia - la ciencia de la paz.
Esto, exactamente esto es lo que he encontrado al ir buscar y sentirme conectado con esta unidad.
Ser uno, ser uno con todo lo que existe, ser uno con la fuente de todo o lo que hay, ser uno con Dios. Entender que no hay separación. Que al estar inmersos en la dualidad, de que existes tú y yo fuera de ti, no estamos inmersos en la unidad de que tú eres parte de esta unidad como yo, por lo tanto nos necesitamos y requerimos respetarnos y amarnos mutuamente. No solo entre personas, sino entre plantas, animales y todos los elementos naturales con los cuales interactuamos de manera “perfectamente sincrónica”.
Con un poco de descanso mental y atención calmada en la vida, sus procesos, conexiones, orden, podemos percibir cómo está todo interconectado. La lluvia viene, alimenta el suelo, del suelo crece una planta, la cual se alimenta del sol para después de un proceso de maduración y de apoyo por millones de seres minúsculos dentro de la tierra, da fruto. El cual nos sirve para continuar con vida.
No me alargaré más con este post. Lo que he comprendido y tengo como meta principal en esta vida, es que todos los sufrimientos y desconexión que he sentido, se deben a pensar y sentirme desconectado de esta Fuente. Esta separación que duele en el interior y no es dolor físico. Sensación de sentirse alineado, rechazado, no vinculado. Sin embargo, cuando he soltado mis barreras, mi sentido de autosuficiencia (pensar que puedo solo sin estar conectado a la raíz. Acaso una hoja puede vivir sin estar conectado al árbol que es sostenido por sus raíces?), la dicha surge, los problemas parecen insignificantes. Ya que me siento nuevamente conectado. Siento que estoy protegido. Siento que soy amado. No me siento más acusado, rechazado, indefenso, inseguro.
Bueno, como se llega a esto? Hablando, hablando internamente en silencio o en voz alta. Pidiendo a esta fuente de unidad que nos abarca a todos, que queremos conectarnos con ella, que queremos tras-cender la dualidad para acercarnos a su unidad. Luego estar abierto a la información que aparezca para que nos ayude a profundizar. Estar atento a las personas que nos vayan mostrando el camino. Esto es relevante ya que la separación, al estar tan instaurada en nosotros, tiene un laberinto que nos hace creer que esto es imposible, que no es verdad o innumerables razones por las que nos desvía. Pero la verdad es simple. Conéctate con la fuente de la vida, la que te da respiro. Pide, di que quieres esta conexión con todo tu corazón y persevera hasta que la encuentres.

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